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jueves, 29 de julio de 2010

Teorema del efecto de ruptura.

Un pequeño malentendido puede hacer que una chica X y un chico Y rompan, entonces solamente son dos números sumergidos en un océano de cifra.
la luz es blanca como el sepelio de la guarida.

jueves, 22 de julio de 2010

Viñeta urbanidad

La suerte puede esconderse en algún bolsillo de esta noche hipnótica,
agitándose por las copadas calles bajo la luz de escaparates de tiendas variadas,
una emoción nerviosa me hace un nudo en los sentidos como
cortesía del vértigo findesemanesco. ¿Quién ha desatado los
pasadores de mis pensamientos para arrojarme al mundo como
se arroja un corazón al medio de una pista de doble sentido?
¿Fue acaso la embriagadora libido cuya dimensión incontrolada proviene
de la esfera animal? Soy un espía atolondrado en la noche, casi un cartel
acusando mi propia indesición, pero dispuesto a desentrañar
el espectáculo consumista que viste y calza por cada una de sus
fichas en un tablero comercial de tarifas variadas cuyo sustento
es el dinero que cada quien trae encima como artefacto económico.
El azar suele seducirme mientras mi impulsividad vence a la
indecisión, una cuestión personal bajo la influencia del planeta
satisfacción, que se encuentra entre el límite de Venus y Marte.
Mi suspenso crecía al tiempo que una magnética atracción
desaforada asaltaba masivamente la satisfacción colectiva
en una atmósfera hedonista, poniendo un compáz entre horario
y minutero para abrir un espacio con tres perfectos soles en representación
totemista que calcina la ansiedad en venas e ideas.
El azar con piernas exhuberantes hechas de puro celuloide, parecidas
a las de las bailarinas de table-dance copulando con la pulsión
púdica peinada con la raya al costado por las formalidades sociales.
Cómo es que se enciende el rojo interruptor del deseo y esa antrosa
pasión por billares y casas de apuestas, todos los caminos van directo
a la madrugada creciente con el balance de una botella tañendo
contra las risas fálicas de libres animales que han dejado su obligatoriedad
por desvestirse de sus trajes racionales con aquellos líquidos calcinantes.
Los decibelios rasguñando el viento del éxtasis con una substancia
electrizante dirigida hacia el área púbica juvenil me atrapa y
arrojandome a su golpe desenfrenado me devora en su rugido
hipersensitivo. Yo soy el loco ahora ante esta ciudad gritona,
la Roma de Nerón incendiada en neón puro y la música trepada al deseo,
podría surgir de inmediato la fosfórica impresión por afilados letreros
y despuntar gigantografías impresas en paleta cmik.
¿Cómo destapar la seguridad necesaria para emparentarla
con la seguridad que la situación requiere?
L3 más dos veces círculo y cuadrado. Voy entreviendo al paso
continuo, chicas atractivas, buscando los labios soñados, y me tropiezo
con volátiles miradas y miradas que te hace pensar una cuadra en el paraíso.